miércoles, 19 de mayo de 2010

La narrativa española del s.XX hasta 1939 (A)

1.Introducción

Los años comprendidos entre 1875 y 1898 son de hastío creativo debido al proyecto de la Restauración de Cánovas. Cuando España pierde en 1898 las colonias la sociedad vuelve a poner el dedo en la llaga de la Revolución de la Gloriosa. La literatura del Realismo se halla anquilosada y, pese a su estabilidad, la vida política se encuentra corrompida por la oligarquía, el caciquismo y el régimen de turno de partidos, que se está descomponiendo en banderías internas en el seno de los grandes partidos progresista y conservador, mientras que un tercer gran partido, el democrático, permanece marginado y ninguneado por el reparto canovista del poder. Las perspectivas profesionales de los escritores noventaiochistas habían alcanzado su cima (o estaban haciéndolo). Los más viejos se acercan a la edad de Galdós y los más jóvenes a la de Unamuno. Esto significa, en contraste con la generación del 98, que se habían formado espiritualmente en los tiempos de la Revolución de Septiembre.
Lo importante de considerarlos en conjunto es el hecho de que han vivido dos épocas emocional e intelectualmente distintas.
1. La revolucionaria: efervescencia ideológica, afán de reforma y confianza en la virtud correctora de los programas políticos.
2. La restauradora: atonía de los espíritus, el apocamiento con que se abordan ineludibles problemas, la sospecha que inspira toda idea de cambio y la creciente desconfianza en la política vigente.
Se trata pues de hombres doblemente engañados ya que vieron fracasar dos estructuras políticas de cariz contradictorio (Revolución y Restauración). De estos dos experimentos políticos los intelectuales del 98 sacaron una misma conclusión: la urgencia de buscar en zonas de pensamiento y actividad ajenas a la política los medios de rescatar a España de su progresiva catalepsia [muerte aparente].
La primera repulsa intelectual tuvo lugar en los albores de la Restauración. En 1876 Francisco Giner de los Ríos funda la Institución Libre de Enseñanza. Su tarea constituye el repudio indirecto de la enseñanza oficial, probadamente ineficaz e insuficiente en aquélla época, y sujeta a la agobiante tutela de los intereses políticos y religiosos.
Se planteó entonces el problema de la personalidad histórica de España (así como lo hiciesen en Francia poco antes tras la derrota de Sedán). Unamuno estudió el casticismo, Ricardo Macías Picavea la pérdida de la personalidad, Rafael Altamira la psicología del pueblo español, Joaquín Costa la personalidad histórica de España…

2.Generación del 98


Introducción

Formado inicialmente por el llamado Grupo de los Tres (Baroja, Azorín y Maeztu), entre sus integrantes más significativos de este grupo podemos citar a Ángel Ganivet, Miguel de Unamuno, Enrique de Mesa, Ramiro de Maeztu, Azorín, Antonio Machado, los hermanos Pío y Ricardo Baroja, Ramón María del Valle-Inclán y el filólogo Ramón Menéndez Pidal. Algunos incluyen también a Vicente Blasco Ibáñez, que por su estética puede considerarse más bien un escritor del Naturalismo, y también al dramaturgo Jacinto Benavente. No debe incluirse a José Ortega y Gasset, que es considerado casi unánimemente como perteneciente al Novecentismo.
Artistas de otras disciplinas pueden también considerarse dentro de esta estética, como por ejemplo los pintores Ignacio Zuloaga y Ricardo Baroja, también escritor este último. Entre los músicos destacan Isaac Albéniz y Enrique Granados.
Miembro menos destacados de esta generación fueron Ciro Bayo y Segurola (1859-1959), el periodista Manuel Bueno (1873-1936), Mauricio López-Roberts, Luis Ruiz Contreras (1863-1953), Rafael Urbano (1870-1924) y muchos otros.
La mayoría de los textos escritos durante esta época literaria se produjeron en los años inmediatamente posteriores a 1910 y están siempre marcados por la auto justificación de los radicalismos y rebeldías juveniles (Machado en los últimos poemas incorporados a Campos de Castilla, Unamuno en sus artículos escritos durante la I Guerra Mundial o en la obra ensayística de Pío Baroja).

Los novelistas del 98 van a dar un concepto de novela diferente a la del Realismo y Naturalismo. Las innovaciones estructurales y temáticas de Ganivet y la revolución formal que supuso el Modernismo allanaron el camino para llegar al arte deshumanizado, es decir, una literatura que minimiza los aspectos narrativos y descriptivos, y que no pretende retratar la desagradable realidad. De esta manera la novela pasa de ser un género estable a convertirse en un medio de experimentación literaria en el que los autores del 98 manifiestan sus problemas religiosos y existenciales a través del subjetivismo de sus novelas.


Autores

Unamuno

Su obra es amplia y compleja. Abarca caso todos los géneros literarios. Se inicia con una novela histórica, Paz en la guerra a la que siguió Amor y Pedagogía.
A partir de su obra Niebla, los protagonistas son un desdoblamiento de su creador, hombres que luchan por ser criaturas auténticas y fieles a sí mismas. Unamuno llamó nivolas a sus novelas que, según su creador, no son más que relatos angustiados de realidades íntimas.
Los personajes de las novelas de Unamuno son agonistas, sufridores que luchan contra la muerte y contra la falta de personalidad. Se unirán a los anteriores; la envidia y el sentimiento de la maternidad.
La novela más representativa de Unamuno es San Manuel Bueno, mártir. En este relato nos cuenta la historia de un sacerdote que ha perdido la fe, por lo que lleno de caridad y amor al prójimo se entrega al pueblo que lo considera un santo. Nadie podrá conocer nunca la tortura que devora al protagonista, que muere escéptico, en lucha continua entre su deseo de creer y la imposibilidad de lograrlo.
Los temas que aparecen en la obra son la inmortalidad y la fe. El dilema planteado por Unamuno está en elegir entre la verdad o la felicidad engañosa. Tanto el protagonista como Unamuno mantienen que es mejor vivir felices aunque esta felicidad sea mentira.

Técnica y estilo:


La técnica del relato en Unamuno se distingue por las escasas descripciones, la importancia decisiva de los diálogos y la abundancia de monólogos. Aparece el monólogo interior como la técnica narrativa más adecuada para manifestar los problemas de la existencia humana. Su estilo es apasionado. Para él lo importante es la riqueza de ideas y la intensidad de la emoción.

Pío Baroja

Los rasgos esenciales de su teoría de la ficción son la espontaneidad y la observación. Sus obras se caracterizan por la acumulación de elementos dispersos, cuyo único nexo es la aparición de ciertos personajes. EL aprendizaje de la vida y las experiencias de estos personajes constituyen el eje de sus novelas
Las novelas de Baroja tienen una trama única. En torno al personaje central, se agrupan otros personajes, que van delineando la construcción del personaje central. Baroja contribuyó al ideal de brevedad, nitidez y precisión que caracteriza a toda la generación del 98.

Obra


El carácter de novela abierta explica que Baroja agrupe su obra narrativa en trilogías. Algunas de estas trilogías son:
• La raza −−−−− El árbol de la ciencia.
• La lucha por la vida−−−−−−− La busca.
• Las ciudades−−−−−− César o nada.
La serie Memorias de un hombre de acción pone de manifiesto el escepticismo de Baroja en cuestiones de sociología. Esta serie es un fiel reflejo de la frustración de la burguesía intelectual española, situada entre dos fuerzas de presión: la extrema izquierda y el conservadurismo de los grupos de poder.

La sociedad en la novela de Pío Baroja
La novelística de Baroja ofrece un amplio panorama de la sociedad contemporánea; la problemática social. Gira en torno al constante desajuste que padecen sus personajes. Para Baroja, la vida es crueldad y lucha. La vida social es un fracaso porque sojuzga y corrompe al hombre. La familia, el Estado y la Iglesia atenazan y limitan al individuo.

3.Novecentismo

Novecentismo, Generación del 14 o Vanguardias son las denominaciones del conjunto de autores en su mayoría ensayistas situados entre la Generación del 98 y la Generación del 27. El término novecentismo fue acuñado en catalán por Eugenio d'Ors como noucentisme. Los autores catalanes del noucentisme derivaban de la Renaixença y que pretendían elevar la cultura catalana a un nivel europeo. Buscaban la belleza y la perfección formal, con el gusto por palabras arcaicas, referencias clásicas y ritmos armónicos.
Aunque no poseen conciencia de grupo, sí que comparten algunos rasgos coincidentes, entre los que destacan su elevada preparación intelectual (escriben libros doctrinales y ensayos); su europeísmo, que anteponen al castellanismo noventayochista; la obsesión constante por una obra «bien hecha», alejada de cualquier improvisación, y un gran cuidado de la forma.
Sus características principales son:
• Ruptura con el pasado.
• Rompe con lo anecdótico y argumental para renovar los géneros narrativos.
• La renovación de los géneros con nuevas técnicas que olviden la trama narrativa o el argumento.
• Pulcritud, distanciamiento, equilibrio («deshumanización»).
• Literatura para minorías, elitista y evasiva.
• Renovación del lenguaje.
• Huida de lo vulgar, de lo fácil y de lo monótono.
• Crisis socio-política.
• Separación entre vida y literatura.
• Dominio del orden, la perfección y la belleza formal.
• Retorno a los temas y retorno a los clásicos greco-romanos.

Se consideran dentro de esta estética a los novelistas Gabriel Miró, Ramón Pérez de Ayala, Benjamín Jarnés (al que por afinidad estética se le incluye en la Generación del 27), Wenceslao Fernández Flórez, Félix Urabayen, Ramón J. Sender y Ramón Gómez de la Serna.
4.Generación del 27

Introducción

Toda la narrativa del 27 se puede ordenar en dos grandes vertientes: la novela lírico-intelectual y la humorística.
Sin embargo, la crítica ha ignorado, cuando no despreciado, la importancia de este relevante grupo de escritores que sintoniza perfectamente con las modernas tendencias europeas de la época.
El clima cultural en el que surge la joven novelística del 27 se caracteriza por una actitud anti realista y por un decidido afán experimental. Esta nueva narrativa se congregó en la serie Nova Novorum de la Revista de Occidente. Allí se fragua un tipo de relato que ensaya la incorporación a la narración del estilo metafórico propio de la poesía, del fragmentarismo en boga en las artes plásticas y de la visión dinámica aprendida en el cine.
Se trata, por tanto, de una novela en la que la narración se libera de la dependencia de la historia, que rompe con la disposición lineal del tiempo, y que abre un amplio espacio para el distanciamiento irónico o humorístico.

Autores

Benjamín Jarnés

Benjamín Jarnés Millán (Codo, Zaragoza, 7 de octubre de 1888- Madrid, 11 de agosto de 1949) fue novelista, narrador de cuentos y relatos breves, ensayista, biógrafo, crítico literario y traductor español.
Su obra se caracteriza por la libertad compositiva (en parte de ella conviven lo narrativo, lo lírico y lo ensayístico), la vastedad de sus inquietudes, su sólida formación humanística, su defensa de la modernidad y su inclinación por enaltecer los más altos valores del espíritu (la libertad, la tolerancia, la imaginación y el humor, entre otros).
En sus novelas se advierten las más relevantes características del «arte nuevo» diagnosticado por Ortega y Gasset: brillantez metafórica, divertidas ironías, agudezas y artes de ingenio, fino erotismo, regusto moroso en las sensaciones, afán por la experimentación, un profundo lirismo.
Son muchos los elementos autobiográficos en sus novelas. En Lo rojo y lo azul (1932), título inspirado en uno de sus autores predilectos, Stendhal, narra la vida de un marginado en el ejército y su protagonista "Julio Aznar" (Aznar era el segundo apellido de su padre) corre sus mismas peripecias vitales. Julio Aznar había sido ya personaje principal en otra novela de Jarnés, El convidado de papel (1928), sobre sus experiencias en el seminario zaragozano, y se convertirá en un personaje recurrente en la obra del aragonés y se volverá a encontrarlo en varios de sus libros (Paula y Paulita, Tántalo, La novia del viento, Eufrosina o la gracia).

Francisco Ayala

Francisco Ayala García-Duarte (Granada, España, 16 de marzo de 1906) se trasladó a Madrid a los dieciséis años, donde estudió Derecho y Filosofía y Letras. En esta época (1922/23) publica sus dos primeras novelas, Tragicomedia de un hombre sin espíritu e Historia de un amanecer.
Colabora habitualmente en Revista de Occidente y Gaceta Literaria. Reside en Berlín entre 1929 y 1931 durante el surgimiento del nazismo. Se doctora en Derecho en la Universidad de Madrid e imparte clases en la misma.
Es letrado de las Cortes desde la proclamación de la República. En el comienzo de la Guerra Civil se encuentra dando conferencias en Sudamérica, y durante la misma ejerce como funcionario del Ministerio de Estado.
Al caer la República se exilia en Buenos Aires, donde pasa diez años trabajando, colabora en la revista Sur, en el diario La Nación y en la editorial Losada, y cofunda con Lorenzo Luzuriaga la revista Realidad.
La crítica ha dividido generalmente la trayectoria narrativa de Francisco Ayala en dos etapas: la anterior y la posterior a la Guerra Civil.
La primera etapa corresponde a antes de la Guerra Civil. Escribe Tragicomedia de un hombre sin espíritu (1925) e Historia de un amanecer (1926), que se inscriben en una línea narrativa tradicional. Con El boxeador y un ángel (1929) y Cazador en el alba (1930) aborda la prosa vanguardista. En ambas colecciones de cuentos predominan el estilo metafórico, la brillantez expresiva, la falta de interés por la anécdota, la fascinación por el mundo moderno.

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